martes, 12 de enero de 2010

Op-Ed Columnistas - Aprender de Europa - NYTimes.com

Op-Ed Columnistas - Aprender de Europa - NYTimes.com: "Op-Ed Columnistas
Por PAUL KRUGMAN
Publicado: 10 de enero 2010

Por extraño que parezca, sin embargo, lo que todos saben no es cierto. Europa tiene sus problemas económicos, ¿quién no? Pero la historia se oye todo el tiempo - de una economía estancada en la que los altos impuestos y generosos beneficios sociales se han debilitado los incentivos, estancamiento del crecimiento e innovación - se parece muy poco a los hechos sorprendentemente positivos. La verdadera lección de Europa es en realidad lo contrario de lo que los conservadores afirman: Europa es un éxito económico, y que el éxito demuestra que funciona la democracia social.

En realidad, el éxito económico de Europa debería ser obvio, incluso sin estadísticas. Para aquellos estadounidenses que han visitado París: Qué aspecto pobre y atrasada? ¿Qué hay de Francfort o Londres? Usted siempre debe tener en cuenta que cuando la cuestión es que hay que creer - las estadísticas económicas oficiales o en su propia mentira los ojos - los ojos tienen.

En cualquier caso, las estadísticas confirman lo que los ojos ven.

Es cierto que la economía de EE.UU. ha crecido más rápido que el de Europa para la generación pasada. Desde 1980 - cuando nuestra política tomó un giro brusco a la derecha, mientras que en Europa no - el PIB real de Estados Unidos ha crecido, en promedio, un 3 por ciento por año. Mientras tanto, el E.U. 15 - el bloque de 15 países que eran miembros de la Unión Europea antes de su ampliación para incluir un número de antiguos países comunistas - ha crecido sólo un 2,2 por ciento al año. Las normas de Estados Unidos!

O quizá no. Todo esto realmente dice es que hemos tenido un crecimiento más rápido de la población. Desde 1980, per cápita real G.D.P. - Que es lo que importa para los niveles de vida - ha aumentado casi al mismo ritmo que en Estados Unidos y en la UE 15: 1,95 por ciento de un año aquí, hay un 1,83 por ciento.

¿Qué pasa con la tecnología? A fines de 1990 se podría argumentar que la revolución en la tecnología de la información que pasaba por Europa. Sin embargo, Europa ha alcanzado en muchos aspectos. De banda ancha, en particular, es casi tan extendida en Europa como en Estados Unidos, y es mucho más rápido y más barato.

Y ¿que pasa? Aquí podría decirse que América es mejor: las tasas de desempleo en Europa suelen ser sustancialmente más altos que la tasa de aquí, y la fracción de trabajadores de la población de menores. Pero si su visión es la de millones de prime-los adultos en edad de estar ociosos, que viven en el paro, piense de nuevo. En 2008, el 80 por ciento de los adultos de 25 a 54 en la UE 15 eran empleados (y el 83 por ciento en Francia). Eso es aproximadamente el mismo que en los Estados Unidos. Los europeos tienen menos probabilidades que vamos a trabajar cuando el joven o viejo, pero es que todo es malo?

Y los europeos son muy productivos, también: trabajan menos horas, pero la producción por hora en Francia y Alemania está cerca de los niveles de EE.UU..

El punto no es que Europa es una utopía. Al igual que los Estados Unidos, que está teniendo problemas para lidiar con la crisis financiera actual. Al igual que los Estados Unidos, las grandes naciones de Europa se enfrentan a graves a largo plazo de las cuestiones fiscales - y algunos estados como EE.UU., algunos países europeos están al borde de la crisis fiscal. (Sacramento es ahora la Atenas de América - en una mala manera.) Pero la toma de la visión más amplia, el funcionamiento de la economía europea, sino que crece, es tan dinámica, en definitiva, como la nuestra.

Así que, ¿por qué tenemos una imagen muy diferente de muchos expertos? Porque según el dogma económico imperante en este país - y estoy hablando aquí de muchos demócratas, así como prácticamente todos los Republicanos - estilo europeo de democracia social debe ser un completo desastre. Y la gente tiende a ver lo que ellos quieren ver.

Después de todo, mientras que los informes de la desaparición de la economía europea son muy exageradas, los informes de sus altos impuestos y generosos beneficios no lo son. Impuestos en las principales naciones europeas rango de 36 a 44 por ciento del PIB, en comparación con 28 en los Estados Unidos. Atención de salud universal es, pues, universal. El gasto social es mucho mayor de lo que está aquí.

Así que si hubiera algo que los supuestos económicos que dominan el debate público en EE.UU. - por encima de todo, la creencia de que los impuestos, aunque levemente superior a los ricos y beneficios para los menos pudientes drásticamente socavar los incentivos para trabajar, invertir e innovar - Europa sería la estancamiento, la economía de descomposición de la leyenda. Pero no lo es.

Europa es a menudo como una advertencia, una demostración de que si se intenta hacer que la economía sea menos brutal, a cuidar mejor de sus conciudadanos cuando están abajo en su suerte, terminas por destruir el progreso económico. Pero lo que realmente demuestra la experiencia europea es el opuesto: la justicia social y el progreso pueden ir de la mano."

domingo, 10 de enero de 2010

Superar el fracaso de Copenhague | ELESPECTADOR.COM

Superar el fracaso de Copenhague | ELESPECTADOR.COM: "Por supuesto, estuvo bien el que pudieran ponerse de acuerdo en que sería terrible arriesgarnos a la devastación que podría ocasionar el aumento de las temperaturas globales de más de dos grados Celsius. Al menos, prestaron algo de atención a las crecientes evidencias científicas. Y se reafirmaron ciertos principios establecidos en la Convención Marco de Río de Janeiro de 1992, incluidas “las responsabilidades comunes pero diferenciadas, y las capacidades respectivas”. También lo fue el acuerdo de los países desarrollados de “proporcionar recursos financieros, tecnología y desarrollo de capacidades adecuados, predecibles y sostenibles...” a los países en desarrollo.

El fracaso de Copenhague no fue la falta de un acuerdo legalmente vinculante: el verdadero fracaso fue que no hubo acuerdo sobre cómo lograr la enorme tarea de salvar el planeta, ni acerca de las reducciones de emisiones de carbono, ni sobre cómo compartir la carga o ayudar a los países en desarrollo. Incluso el compromiso de destinar 30 mil millones de dólares para el período 2010-2012 para la adaptación y la mitigación empalidece ante los cientos de miles de millones facilitados a los bancos en los rescates financieros de 2008-2009. Si podemos permitirnos esas sumas para salvar los bancos, bien podemos permitirnos algo más para salvar el planeta.

Las consecuencias del fracaso ya se pueden ver: el precio de los derechos de emisiones en el Sistema de Intercambio de Emisiones de la Unión Europea ha caído, lo que significa que las firmas tendrán menos incentivos para reducir las emisiones ahora, así como para poner en práctica innovaciones que las reduzcan en el futuro. Las empresas que querían hacer lo correcto, destinar el dinero a reducir sus emisiones, ahora sienten inquietud por que hacerlo las pondría en desventaja ante la competencia, ya que otros seguirán emitiendo sin limitaciones. Las empresas europeas seguirán estando en una desventaja competitiva con respecto a las estadounidenses, para las que las emisiones no suponen costo alguno.

Tras el fracaso de Copenhague hay algunos problemas profundos. El enfoque adoptado en Kyoto asignó derechos de emisión, que son un recurso valioso. Si las emisiones se restringieran de manera adecuada, el valor de los derechos de emisión sería de un par de billones de dólares al año, por lo que no es de sorprender que haya peleas sobre quién debería recibirlos.

Claramente, la idea de que quienes emitieron más en el pasado deberían recibir más derechos de emisión para el futuro es inaceptable. La asignación “mínimamente” justa para los países en desarrollo exige derechos de emisión equivalentes per cápita. La mayoría de los principios éticos sugeriría que, si uno está distribuyendo lo que equivale a “dinero” por el mundo, debería dar más (per cápita) a los pobres.

De manera que, además, la mayoría de los principios éticos sugeriría que quienes han contaminado en el pasado —especialmente después de que el problema se reconoció en 1992— deberían tener menos derecho a contaminar en el futuro. Sin embargo, una asignación así transferiría implícitamente cientos de miles de millones de dólares de los ricos a los pobres. Considerando las dificultades de reunir incluso 10 mil millones al año —para no hablar de los 200 mil millones al año que se necesitan para mitigación y adaptación— es un poco iluso esperar un acuerdo en torno a esas cifras.

Tal vez sea el momento de intentar otro enfoque: un compromiso por parte de cada país de elevar el precio de las emisiones (a través de un impuesto al carbono o límites para las emisiones) a un nivel acordado de, digamos, 80 dólares por tonelada. Los países podrían usar los ingresos como una alternativa a otros impuestos, ya que tiene mucho más sentido aplicar impuestos a las cosas malas que a las buenas. Los países desarrollados podrían usar parte de los ingresos generados para cumplir sus obligaciones de ayudar a los países en desarrollo en términos de adaptación y de compensarlos por mantener bosques, que representan un bien público global debido a que “secuestran” carbono.

Hemos visto que la buena voluntad, por sí sola, sólo pude llevarnos hasta cierto punto. Ahora debemos hacer confluir las buenas intenciones con los intereses propios, especialmente porque los líderes de algunos países (en particular los Estados Unidos) parecen temerosos de la competencia de los mercados emergentes incluso sin la ventaja que pudieran recibir por no tener que pagar por las emisiones de carbono. Un sistema de impuestos fronterizos —que se aplicarían a las importaciones de países en donde las firmas no tienen que pagar de manera adecuada por las emisiones de carbono— nivelaría el campo de juego y brindaría incentivos económicos y políticos para que los países adoptasen impuestos sobre el carbono o límites a las emisiones. Eso, a su vez, daría incentivos económicos para que las empresas redujeran sus emisiones.

El tiempo corre. Mientras el mundo vacila, los gases de invernadero se acumulan en la atmósfera, y se reducen las probabilidades de que se cumpla siquiera el objetivo acordado de limitar el calentamiento global a dos grados Celsius. Hemos dado más de una justa oportunidad al enfoque de Kyoto, basado en derechos de emisiones. Si consideramos los problemas fundamentales que existen tras el fracaso de Copenhague, no debería resultarnos sorpresivo. Como mínimo, vale la pena darle a la alternativa una oportunidad."

Fajardo a la Presidencia y Garzón al Senado. Por: León Valencia.

Ejemplo Nº 12.
Fuente: El Tiempo.com
Fecha: 10 de noviembre de 2009.
Título: Fajardo a la Presidencia y Garzón al Senado.
Columnista: León Valencia.

El gran registro de Sergio Fajardo en la encuesta de Gallup Poll y la decisión del Partido Verde de lanzar una lista al Senado encabezada por Lucho Garzón han allanado el terreno para que estas dos vertientes políticas sellen una alianza para competir en las elecciones al Congreso y a la Presidencia de la República.

A mediados de este año, Antanas Mockus, Enrique Peñalosa, Lucho Garzón y Sergio Fajardo adelantaron conversaciones con miras a presentarse unidos en la campaña electoral y construir hacia el futuro un partido ubicado en el centro del espectro político. Las diferencias en la escogencia del candidato presidencial frustraron el intento de unidad.

La marcha de la campaña se ha encargado de despejar el camino. Sergio Fajardo es de lejos el candidato con mayor opción para derrotar al uribismo en la próxima contienda electoral. Existía la duda sobre la persistencia de Fajardo a la cabeza de las encuestas una vez el Partido Liberal y el Polo Democrático realizaran sus consultas internas y escogieran su respectivo candidato presidencial.

No sólo aventaja a los candidatos de los dos partidos de oposición sino que iguala a Juan Manuel Santos, que ha tenido una gran exposición en los medios en los últimos años y tiene el respaldo del partido de 'la U', la más grande maquinaria de la coalición de gobierno. Ha conquistado esta preferencia en la opinión recorriendo el país palmo a palmo durante año y medio y enviando un mensaje de recuperación de la decencia en la política y de atención prioritaria a los problemas urbanos y a las angustias de la juventud colombiana.

Por su parte, el Partido Verde, que agrupa a Mockus, Garzón y Peñalosa, ha tomado la decisión de concentrar sus esfuerzos en la conquista de una gran bancada parlamentaria. Es una jugada muy inteligente. Porque en este momento el Congreso afronta una grave crisis de liderazgo.

Los movilizadores de la opinión: Gustavo Petro, Germán Vargas Lleras, Gina Parody, Rafael Pardo no van a competir en las parlamentarias. También en las regiones se presenta un vacío enorme por la vinculación de una buena parte de las élites a la investigación sobre la 'parapolítica' y a los escándalos de corrupción. Lucho Garzón puede aprovechar esta situación y jalar una impactante lista al Senado y un buen número de representantes a la Cámara.

Pero hay un hecho que deben considerar seriamente tanto Sergio Fajardo como los ex alcaldes de Bogotá. Un candidato presidencial que no logre un buen resultado para sus listas al Congreso en marzo puede ver afectadas sus aspiraciones de llegar a la Casa de Nariño. A su vez, unas listas al Congreso que no tengan el paraguas de un candidato presidencial con un gran arrastre en la opinión pueden sucumbir o lograr un resultado discreto.

Es casi imposible encontrar dos fuerzas tan complementarias en esta coyuntura política. La conveniencia de realizar esta alianza es total. Pero hay algo más importante: una parte del empresariado, los jerarcas de la Iglesia Católica, muchos directores de medios de comunicación, un gran número de intelectuales y académicos, una franja inmensa del electorado urbano están buscando un candidato presidencial y un movimiento que puedan sustituir a Uribe y al uribismo, sin participar de la aguda polarización que afronta el país.

¿Podrán los ex alcaldes de Bogotá y Sergio Fajardo superar los roces que se generaron en el anterior intento de unidad y acometer la tarea de agrupar sus huestes alrededor de la candidatura presidencial de Fajardo y de una lista al Congreso encabezada por Garzón? Se necesita un pequeño castigo a la vanidad y una cuota de grandeza para responder a un momento en el que está en juego la derrota de las aspiraciones reeleccionistas y la contención de un duro golpe a la democracia.

León Valencia
lvalencia@nuevoarcoiris.org.co

¿Golpistas? Por: Pedro Medellín.

Ejemplo Nº 11.
Fuente: El Tiempo.com
Fecha: 30 de Noviembre de 2.009.
Título: ¿Golpistas?
Columnista: Pedro Medellín.

Siguen los intentos por restarle legitimidad a la Corte Suprema de Justicia para nombrar al Fiscal General de la Nación. Ayer fue la abogada Virginia Uribe, quien, al explicar su renuncia a la terna de candidatos a la Fiscalía, afirmaba que "la Corte, sin mucho análisis, ya me había descalificado" y como para dejar clara la maldad que inspiró a la Corte, dijo que "el cuestionamiento que se hizo sobre las cualidades afectan la dignidad". Y antes había sido el presidente Uribe, quien, en un comunicado oficial, por tercera vez acusaba al presidente de la Corte Suprema de Justicia de "faltar a la verdad públicamente sobre lo trascendido en reuniones con el Presidente de la República y su Ministro del Interior y de Justicia".

Para quienes quieran formarse su propia opinión sobre lo sucedido con la abogada Uribe, basta ver su intervención en la audiencia pública televisada ante la Corte en (http://www.youtube.com/watch?v=bparCkTSTzo).

Por su parte, el presidente Uribe no puede decir que el Gobierno no había sido informado de la posición de la Corte Suprema sobre la terna de candidatos a Fiscal General. De manera oficial y extraoficial (antes y después del cambio de candidato en la terna), cuando no era el Jefe de Estado, era el Ministro de Justicia, que siempre estuvo informado de que el problema no era un candidato, sino la inviabilidad de la terna. Es decir, que con la salida de Juan Ángel Palacio no se resolvía el nombramiento del Fiscal. Una y otra vez se lo hicieron saber, en público y en privado. Y debe suponerse que el Ministro, quien es el canal normal de comunicación con la Corte, le hizo saber al Presidente lo que estaba pasando.

La pregunta es, si el gobierno estuvo siempre informado de la posición de la Corte, ¿por qué Uribe se fue lanza en ristre contra el presidente de la Corte y sus colegas, llegando incluso a calificarlos de golpistas? Todo parecía indicar que el Presidente buscaba forzar un enfrentamiento institucional, que le permitiera apelar al Estado de Opinión para imponer el nombramiento del Fiscal que al gobierno le diera garantías.

El principio es el mismo que han utilizado Chávez y Evo Morales para arrasar con un poder judicial que les era adverso a sus pretensiones: la investidura electoral es el único requisito para asegurar que la voluntad popular está por encima de cualquier ley. En Bolivia ha sido la Comisión de Acusaciones la que ha facilitado el camino abriendo procesos judiciales a los jueces, que llevaron a unos a la cárcel y a otros a la renuncia. Como en Colombia la Comisión no funciona, el único recurso que queda es el de la conmoción interior.

Lamentablemente para el Gobierno, el peso internacional de la Corte Suprema de Justicia de Colombia llevó a que las Naciones Unidas y la OEA salieran en su defensa. Y esa declaración tiene sus implicaciones. Colombia debe cumplir con los compromisos firmados con esos organismos. Y uno de ellos es el que debe garantizar el nombramiento de jueces que aseguren la independencia de la justicia, por un hecho simple: no hay derechos sin garantías judiciales.

En el escenario de una Corte Suprema que se ha internacionalizado de manera tan fuerte como lo ha hecho en este último año, el presidente de la Corte no podía comprometerse a que, con el cambio de uno de los candidatos, "la elección de Fiscal se destrababa", por una razón elemental. Al estar inserta en la globalización judicial, ante una decisión tan trascendental, como la elección del Fiscal, los magistrados no pueden negociar las competencias constitucionales, sino que las deben ejercer de acuerdo con unos estándares externos, si no quieren ver vulnerada su competencia en el futuro por la injerencia de una corte internacional. De nuevo, no hay derechos sin garantías judiciales. Y la Corte no puede renunciar a cumplir con su deber, reduciendo su espectro simplemente al de ser un tramitador de nombramientos que le fije el Gobierno.

¿Cuál será el afán por nombrar un fiscal que le dé garantías al Presidente, si la primera que debe asegurar el nombrado es que debe ser independiente del Ejecutivo?

La parapolítica desde Yale y Harvard. Por: Armando Montenegro

Ejemplo Nº 10.
Fuente: El Espectador.com
Fecha: 12 de Diciembre de 2009.
Título: La parapolítica desde Yale y Harvard.
Columnista: Armando Montenegro.

LA COMPLEJA RELACIÓN ENTRE LOS grupos armados irregulares y las actividades de varios políticos desafía las teorías que sostienen que la modernización necesariamente trae consigo el monopolio estatal sobre la violencia.

En algunos países se observa, por el contrario, una estrecha relación entre el Estado y ciertos grupos paramilitares que sostienen ideas y proyectos afines a los de sus gobernantes.

Los destacados economistas Daron Acemoglu, James A. Robinson y Rafael Santos acaban de publicar un modelo teórico en el cual un Estado mantiene un “equilibrio” estable con grupos paramilitares que controlan amplias zonas de su territorio (www.nber.org/papers/w15578). La clave de su modelo es la capacidad de los paramilitares de influir en las votaciones con el objeto de garantizar la elección de políticos del Legislativo y del Ejecutivo que sostienen ideas y programas que les son favorables. Se establece, según estos investigadores, una relación “simbiótica”, de doble vía, entre el Estado y los paramilitares, mediante la cual ambos se prestan servicios y favores mutuos.

Las predicciones teóricas de estos investigadores fueron sometidas a sofisticados análisis empíricos, de acuerdo con modelos econométricos alimentados por estadísticas políticas, sociales y económicas de la vida colombiana. Algunos de los resultados se describen a continuación.

(i) Los estudios econométricos de Acemoglu, Robinson y Santos confirman el hecho de que los paramilitares influyeron decisivamente en las elecciones parlamentarias de 2002 y 2006, y que esos grupos armados apoyaron, mediante su influencia, nuevos partidos políticos y enviaron al Congreso a un número significativo de sus amigos.

(ii) Las regresiones econométricas muestran que la votación por el presidente Uribe en las elecciones de 2002 y 2006 en las áreas de influencia paramilitar fue significativamente superior a la que recibió el presidente Pastrana en 1998. A partir de estos resultados, los autores, con cautela, no concluyen que haya existido una relación directa entre el presidente Uribe y los paramilitares (“nuestros resultados no sugieren la presencia de una coalición formal entre los grupos paramilitares y el presidente Uribe”). Especulan que su apoyo pudo originarse en la simpatía paramilitar con algunas ideas del Presidente en temas como el de la necesidad de derrotar a las Farc.

(iii) Otros modelos econométricos muestran una relación significativa entre los políticos elegidos por la influencia paramilitar y los votos que ellos emitieron por los más controvertidos artículos de la llamada Ley de Justicia y Paz, presentada y defendida por el Gobierno, que eran especialmente favorables para los líderes paramilitares.

(iv) Otros ejercicios estadísticos muestran que existe también una estrecha relación entre los arrestos de congresistas y los porcentajes de votos que ellos recibieron en los municipios con fuerte control paramilitar.

La mirada imparcial de estos destacados investigadores del exterior al fenómeno de la parapolítica, que en buena parte confirma los resultados de varias investigaciones de periodistas y de otros científicos sociales colombianos, debería ser de obligado estudio en las universidades, las cortes de justicia, los centros de investigación y de todas las personas interesadas en la vida del país.

El Palacio sigue ardiendo. Por: Alfredo Molano Bravo

Ejemplo Nº 9.
Fuente: El Espectador.com
Fecha: 19 de Diciembre de 2.009.
Título: El Palacio sigue ardiendo.
Columnista: Alfredo Molano Bravo.

ES UNA DE LAS CONCLUSIONES MÁS trascendentales de la muy seria, documentada e imparcial investigación realizada por la Comisión de la Verdad que acaba de entregar su informe final.

Los hallazgos de la Comisión, compuesta por tres reconocidos y respetables juristas, ex magistrados de la Honorable Corte Suprema, no son novedosos del todo. La opinión pública ilustrada nunca se comió la versión oficial y si algunos se la comieron, nunca la digirieron. Era un sapo demasiado grande y viscoso. Que el M-19 —o algunos miembros de la Dirección Nacional— tuvo relación con algunos capos del narcotráfico era un cuento conocido. ¿Qué institución social puede lanzar la primera piedra en este asunto? ¿Acaso el M-19 no podía tener también manzanas podridas, como lo sugiere la Comisión? Que la desprotección del Palacio condujo a una ratonera fue un hecho cierto, ratificado por la mentira redonda que la Policía Nacional dio sobre el retiro de la seguridad supuestamente solicitado por el doctor Reyes Echandía. Que los empleados de la cafetería fueron torturados y asesinados era una verdad gritada que le costó la vida a Eduardo Umaña Mendoza y amenazó la de Jorge Molano. Que el presidente Betancur estaba en la misma situación que el Presidente de la Corte Suprema, con una ametralladora sobre la cabeza, lo pone de presente el hecho de que el palacio presidencial había sido tomado por la alta oficialidad hacia las 3 de la tarde del día 6, como paso previo para la toma del otro palacio. Pocas dudas había de que la “defensa de la democracia” era un operativo retaliatorio no sólo contra el M-19 por el robo de las 5.000 armas, sino contra el presidente Betancur, que había ordenado el retiro de la tropa en Yarumales, lugar donde se iban a reunir gobierno y guerrilla para perfeccionar los acuerdos de paz y, claro está, contra la Suprema, que adelantaba investigaciones contra altos oficiales del Ejército Nacional.

La Comisión de la Verdad habla de “rehenes especiales” por el trato degradante que recibieron y que luego de torturarlos fueron desaparecidos. “En efecto —anota la Comisión—, la consideración de la juventud, su condición social, su raza o lugar de origen… el oficio que desempeñaban fueron elementos de discriminación, estigmatización, violatorios del “principio imperativo de jus cogens”. Es el peligro de andar de tenis. Es el mismo criterio social que ha imperado en el escándalo de los “falsos positivos”. La gente del pueblo no tiene dolientes que puedan acreditar un proceso judicial y menos uno que ponga en el banquillo a los militares. Y es paradójico que sea la Fuerza Pública la que utilice ese criterio, siendo como son sus miembros gente del pueblo. El mismo general Vega Uribe, que conocí de alférez, pertenecía a la pobre clase media, morena, arribista y arrinconada por las deudas. Las fuerzas institucionales podrían alegar en su favor que no hicieron distinciones especiales y que iban a lo que iban, a “salvar la democracia” o, como diría la gente del pueblo, a acabar hasta con el nido de la perra. Para ocultar ese desenlace se amordazó a los medios de comunicación, se borraron las huellas de los crímenes y se elaboró cuidadosamente una versión oficial, que es la historia que al país se le enseña. El informe Que Cese el Fuego es una bomba de tiempo puesta en los cimientos del andamiaje de mentiras oficiales que quizás impida que otra manito a favor de la democracia tenga lugar en el futuro.

Es “el derecho a la no repetición”, como dijo el valeroso presidente de la Corte Suprema, magistrado Ibáñez. Porque lo que es en el presente, como señaló uno de los comisionados, el doctor Jorge Aníbal Gómez Gallego, el Palacio de Justicia sigue ardiendo y la Corte Suprema continúa asediada.

Demasiado grandes para existir. Por Joseph E. Stiglitz

Ejemplo Nº 8.
Fuente: El Espectador.com
Fecha: 19 de diciembre de 2009.
Título: Demasiado grandes para existir.
Columnista: Joseph E. Stiglitz*

UNA CONTROVERSIA GLOBAL ESTÁ en pleno furor: qué regulaciones se necesitan para restablecer la confianza en el sistema financiero y asegurar que no estalle una nueva crisis dentro de pocos años.

Mervyn King, gobernador del Banco de Inglaterra, ha exigido restricciones a los tipos de actividades en que se puedan involucrar los megabancos. El primer ministro británico, Gordon Brown, ruega que se hagan las cosas de otro modo: después de todo, el primer banco británico en caer —a un costo de unos 50.000 millones de dólares— fue Northern Rock, que se involucró en el negocio “sencillo” de los préstamos hipotecarios.

La implicación de la observación de Brown es que este tipo de restricciones no son garantía de que no se produzca otra crisis; pero King tiene razón en exigir que se controle estrictamente a los bancos que son demasiado grandes para quebrar. En Estados Unidos, el Reino Unido y otras partes, los bancos grandes han sido responsables del grueso del costo que recayó sobre los contribuyentes. Estados Unidos ha permitido que 106 bancos más pequeños quebraran sólo este año. Los megabancos son los que presentan megacostos.

La crisis es el resultado de, por lo menos, ocho fracasos diferentes pero relacionados:

• Los bancos demasiado grandes para quebrar tienen incentivos perversos; si apuestan y ganan, se retiran con las ganancias; si fracasan, los contribuyentes pagan la cuenta.

• Las instituciones financieras están demasiado entrelazadas como para quebrar; la parte de AIG que les costó a los contribuyentes norteamericanos 180.000 millones de dólares era relativamente pequeña.

• Aunque los bancos individuales sean pequeños, si se involucran en un comportamiento correlacionado —utilizando los mismos métodos—, sus acciones pueden alentar el riesgo sistémico.

• Las estructuras de incentivos dentro de los bancos están pensadas para alentar un comportamiento con poca visión de futuro y una toma de riesgos excesiva.

• Al evaluar su propio riesgo, los bancos no analizan las externalidades que ellos (o su quiebra) les impondrían a los demás —una de las razones por las que necesitamos regulación antes que nada—.

• Los bancos han hecho un mal trabajo a la hora de evaluar el riesgo —los modelos que utilizaban eran profundamente defectuosos—.

• Los inversores, aparentemente menos informados aún sobre el riesgo de un apalancamiento excesivo que los bancos, ejercieron una enorme presión sobre los bancos para que asumieran un riesgo excesivo.

• Los reguladores, que supuestamente tienen que entender todo esto e impedir toda acción que desate un riesgo sistémico, fallaron. Además, emplearon modelos defectuosos y tenían incentivos defectuosos; y muchos de ellos fueron “capturados” por aquellos a los que supuestamente tenían que estar regulando.

Si pudiéramos tener más confianza en nuestros reguladores y supervisores, podríamos estar más relajados frente al resto de los problemas. Pero los reguladores y supervisores son falibles, razón por la cual necesitamos atacar los problemas desde todos los ángulos.

Las regulaciones, por supuesto, tienen sus costos, pero los costos de tener una estructura regulatoria inadecuada son enormes. No hemos hecho todo lo suficiente para impedir otra crisis, y los beneficios de una regulación fortalecida superan con creces cualquier incremento de los costos.

King tiene razón: los bancos que son demasiado grandes para quebrar son demasiado grandes para existir. Si siguen existiendo, deben existir en lo que a veces se llamó un modelo “de utilidad”, que implica que estén fuertemente regulados.

En particular, permitir que estos bancos sigan involucrándose en la compra y venta de inmuebles distorsiona los mercados financieros. ¿Por qué se les debería permitir correr riesgos y que los contribuyentes financien sus pérdidas? ¿Cuáles son las “sinergias”? ¿Pueden superar los costos? Algunos bancos grandes están hoy involucrados en una porción de la comercialización tan grande (ya sea por cuenta propia o en nombre de sus clientes) que, en efecto, han ganado la misma ventaja injusta que tiene cualquier operador con información privilegiada.

Esto puede generarles mayores ganancias, pero a expensas de los demás. Es un campo de juego inclinado —cada vez más inclinado en desmedro de los jugadores más pequeños—. ¿Quién no preferiría una permuta de riesgo crediticio respaldada por el gobierno de Estados Unidos o el Reino Unido? No sorprende que las instituciones demasiado grandes para quebrar dominen este mercado.

Lo único en lo que hoy concuerdan los economistas es que los incentivos importan. Los funcionarios bancarios fueron recompensados por obtener mayores ganancias, ya sea como resultado de un mejor desempeño (obteniendo mejores resultados que el mercado) o simplemente de una toma de riesgo mayor (más apalancamiento). O estaban estafando a los accionistas e inversores, o no entendían la naturaleza del riesgo y la recompensa. Posiblemente ambas cosas sean ciertas. Como fuera, es desalentador.

Dada la falta de entendimiento del riesgo por parte de los inversores, y las deficiencias en el gobierno corporativo, los banqueros tenían un incentivo para no diseñar buenas estructuras de incentivos. Es vital corregir ese tipo de errores —a nivel de la organización y de la gerencia individual—.

Eso implica disolver las instituciones demasiado importantes para quebrar (o para ser solventadas). Donde esto no sea posible, implica restringir rigurosamente lo que pueden hacer e imponer mayores impuestos y requisitos de adecuación de capital, ayudando así a nivelar el campo de juego. El diablo, por supuesto, está en los detalles —y los grandes bancos harán todo lo posible para asegurar que, no importa los cargos que se impongan, éstos sean lo suficientemente bajos como para no superar las ventajas ganadas al ser respaldados por los contribuyentes.

Aun si fijamos estructuras de incentivos bancarios a la perfección —algo que no está en las cartas—, los bancos seguirán representando un gran riesgo. Cuanto más grande el banco y cuanta más toma de riesgo se les permita asumir a los grandes bancos, mayor la amenaza a nuestras economías y nuestras sociedades.

Estas no son cuestiones de blanco y negro: cuanto más limitemos el tamaño, más relajados podremos estar frente a estos y otros detalles de la regulación. Es por esto que King, Paul Volcker, la Comisión de las Naciones Unidas de Expertos en Reformas del Sistema Monetario y Financiero Internacional y otros tienen razón respecto de la necesidad de poner freno a los grandes bancos. Lo que se necesita es una estrategia de múltiples puntas, que incluya impuestos especiales, mayores requisitos de capital, una supervisión más estrecha y limitaciones al tamaño y las actividades de toma de riesgo.

Una estrategia de esta naturaleza no impedirá otra crisis, pero podría hacer que resultara menos probable —y menos costosa en caso de que ocurriera—.

*Profesor universitario en la Universidad de Columbia y ganador del Premio Nobel de Economía 2001.

Respuesta a las crisis: Desarrollo global

Ejemplo Nº 7.
Fuente: El Espectador.com
Fecha: 5 de Julio de 2008.
Título: Respuesta a las crisis: Desarrollo global.
Columnista: Federico Mayor Zaragoza*

DE TODAS LAS CRISIS A LAS QUE conduce una “globalización” que ha sustituido la justicia y el buen criterio político por las leyes del mercado, la más grave es la alimentaria. Las crisis económica y medioambiental permiten planteamientos a más largo plazo, pero la alimentación constituye una cuestión relacionada con el derecho humano supremo: el derecho a la vida.

Al afectar la supervivencia de casi 1.000 millones de personas, el hambre desemboca en disturbios, en malestar social irreprimible. Los mínimos nutritivos deben garantizarse. El cambio se volverá irrefrenable si, a la crisis financiera, se unen las de la alimentación y la del agua, porque son las necesidades básicas las que movilizan no sólo a los ciudadanos que sufren estas carencias directamente, sino a los que, en toda la Tierra, reclaman que la actual economía de guerra y de dominio se transforme en una economía de desarrollo global. Con grandes inversiones en infraestructuras apropiadas para producir energía suficiente y a buen precio; para la producción y transporte de agua potable; para la obtención de alimentos para todos; para transportes y sistemas de calefacción y refrigeración que consuman progresivamente menos carburantes... y para viviendas dignas.

Debe fomentarse la investigación en la producción de alimentos con un consumo de agua ajustado y el máximo ahorro en abonos. La transferencia del sistema nitrogenasa, que capta directamente el nitrógeno atmosférico en las leguminosas, a los cereales y al arroz, representaría un paso gigantesco no sólo en relación a la mayor disponibilidad de alimentos sino por la reducción del impacto medioambiental de los fertilizantes.

A los desorbitados gastos militares hay que sumar lo que representarán los escudos antimisiles y las recientes decisiones de la administración Bush relativas a la estrategia del Pacífico. Hay que dejar de depender de las energías fósiles, cuyo precio se ha duplicado en los últimos tres años, y favorecer la contribución que pueden aportar las energías renovables, la nuclear (de fisión y de fusión), el hidrógeno... La producción de biocombustibles debe regularse con gran autoridad para que no amenace la disponibilidad de nutrientes. Las prácticas de cultivo deben mejorarse, en lo que se refiere al uso de agua, evitando transportes innecesarios y fertilizantes que pueden tener un efecto ecológico negativo, y afrontar de una vez la cuestión de los subsidios y otras formas de protección.

El desarrollo global representaría una solución firme y desplazaría el actual sistema que sigue intentando permanecer a través de parches. Se insiste en el escándalo de los corruptos de los países en desarrollo sin tener en cuenta el de los corruptores. La especulación sobre materias primas, como el petróleo y los alimentos, ha llegado a niveles intolerables. Los países del G-8 renacionalizan lo que habían privatizado (como se ha hecho recientemente con bancos y entidades financieras) al tiempo que presionan para que sus multinacionales en los países pobres no sean objeto de nacionalización ni reducción de las condiciones actuales de explotación.

Lo que es preciso cambiar es el sistema económico actual. Es imposible dificultar al mismo tiempo la entrada libre, sin aranceles, de los productos que exportan los países africanos y de los ciudadanos que huyen de la miseria. Para superar los retos actuales es crucial aplicar impuestos sobre las transacciones de divisas que no afectarían el funcionamiento del mercado.

Calculo que en 10 ó 15 años, con la tecnología de la comunicación más adecuada para la participación no presencial, la genuina democracia se consolidará a todas las escalas y se iniciará una nueva era: la de la ciudadanía. Se habrá producido una gran transición desde vasallos y súbditos a ciudadanos plenos. De una cultura de imposición, violencia y guerra a una cultura de diálogo, conciliación y paz.

Los estados se habrán asociado a escala regional (Estados Unidos de Norteamérica, Unión Europea, de América del Sur, de África...) y las Naciones Unidas se habrán refundado de tal manera que, dotadas de los medios personales, financieros y técnicos necesarios actúen como “democracia global”, habiendo sustituido a la actual plutocracia en la que los estados ven mermadas su autoridad nacional e internacional y su capacidad de acción al haber trasladado buena parte del poder real a grandes corporaciones supranacionales. El resultado está a la vista: carentes de instituciones internacionales capaces de regular los distintos aspectos de la gobernación mundial, tiene lugar la concentración progresiva del poder económico, tecnológico y mediático en lo que, junto a la industria bélica, constituye el “gran dominio”.

Es inadmisible que se transfieran “al mercado” deberes morales y responsabilidades políticas que corresponden a los gobernantes democráticos. El mundo ha cambiado y muchos mandatarios y pueblos han dejado de ser obedientes y sumisos, capaces de ceder a las presiones que ejercen los más poderosos. Empresas, medios de comunicación, ONG... se sumarán a un movimiento que dará la medida del nuevo “poder ciudadano”.

En momentos de gran aceleración histórica, son más necesarios que nunca los asideros morales. Se avecina una nueva era. Como en 1945.

Amartya Sen, premio Nobel de Economía, ha dicho que “el Estado, no el mercado, debe ser el responsable del bienestar de los ciudadanos, sobre todo de los países en vías de desarrollo”. Para evitar la revolución del hambre, activar la evolución a un nuevo sistema económico planetario. La diferencia entre revolución y evolución es la “r” de responsabilidad.

* Ex director de la Unesco, preside la Fundación para una Cultura de Paz.

ccs@solidarios.org.es

Glaciaciones y calentamiento global

Ejemplo Nº6.
Fuente: El Espectador.com
Fecha: 17 de Diciembre de 2.009.
Título: Glaciaciones y calentamiento global.
Columnista: José Fernando Isaza *

EN LOS ÚLTIMOS 25.000 AÑOS, EL CLIma de la Tierra ha tenido los siguientes ciclos: entre los 25.000 y 10.000 años el gran glaciar que cubría Europa y el norte de América empieza a retroceder; el retiro se produce hace 10.000 años. Las nieves perpetuas que coronan los Andes de la zona ecuatorial se van reduciendo 2.000 años atrás y muchas desaparecen a mediados del siglo pasado.

Cerca del año 1000 de nuestra era se inicia un período de calentamiento que se denomina la “primavera medieval”. La máxima temperatura se produce hacia el año 1250 con temperatura similar a la actual. Hacia el año 1350 la temperatura desciende 1°C y crea la “pequeña glaciación”. Esta tendencia se revierte hacia el año 1870, y la temperatura crece hasta 1940, período que coincide con el aumento del CO2 en la atmósfera, causado en parte por el uso de combustibles fósiles. Ese aumento de la temperatura de 0,8°C y del CO2 contribuyó a incrementar la productividad agrícola.

En el período 1940-1976, a pesar de las fuertes emisiones de CO2, la temperatura desciende un poco. En ese período la preocupación de muchos científicos era cómo prevenir una pequeña glaciación. La tendencia se revierte y desde 1976 la temperatura crece a una “velocidad” de 1,8°C por siglo, tres veces más rápido que un siglo antes.

Por el llamado “principio de precaución” la humanidad debe tomar las medidas para reducir y aun anular esta tendencia. Es posible que el delicado equilibrio de la temperatura atmosférica pueda afectarse irreversiblemente por la acción del hombre. Existen causas no antrópicas que causan calentamiento y glaciaciones; una de ellas es la propuesta por Milankovitch (1879-1958) que correlaciona la excentricidad de la órbita de la Tierra, la oblicuidad del eje de rotación y el bamboleo de ésta con los períodos glaciales. Otros factores son: la actividad solar y la volcánica. Hacia 1960-70 el temor a un nuevo período glacial se intensificó al comprobar que la oblicuidad del eje estaba reduciéndose y este fenómeno se correlaciona con reducciones de temperatura media. Es posible que la actividad del hombre, sin proponérselo, haya alejado una pequeña glaciación, pero fue más allá y pone en riesgo la biósfera.

La temperatura de la atmósfera está regulada por la cantidad del CO2 y es sensible a la capacidad de los océanos para almacenarlo. Un pequeño aumento de temperatura reduce la capacidad de absorción oceánica del anhídrido carbónico, esto a su vez aumenta la temperatura y reduce aún más la posibilidad del océano de retenerlo. El aumento de temperatura derrite más rápido la nieve invernal, disminuyendo así la radiación al espacio exterior. Este fenómeno de retroalimentación positiva desencadena aumentos de temperatura más que proporcionales. El fenómeno inverso también se da. Hace cerca de 10.000 años, por algún fenómeno, aumentó el CO2 en la atmósfera. Al crecer la temperatura se van reduciendo los glaciales y el océano expulsa CO2. En esta forma se terminó la edad de hielo en pocos siglos.

Para reforzar el principio de precaución, se corre el riego de derretir el permafrost (tierras heladas de Siberia, Alaska, Canadá) lo que emitía una emisión de gas metano (gas natural) que tiene un poder de efecto de invernadero 25 veces mayor que el CO2.

Es de esperar que la reunión de Copenhague traiga compromisos reales y los reconocimientos se otorguen por los hechos y no por las promesas.

* Rector Universidad Jorge Tadeo Lozano.

Copenhague y la justicia ambiental

Ejemplo Nº 5.
Fuente: El Espectador.com
Fecha: 21 de Diciembre de 2.009.
Título: Copenhague y la justicia ambiental.
Columnista: Rodrigo Uprimny *


LOS RESULTADOS DE LA CUMBRE DE Copenhague sobre cambio climático han sido decepcionantes.

Había la esperanza de que se lograra, con el consenso de los 192 países participantes, un tratado vinculante, con compromisos verificables de reducción de las emisiones de CO2, a fin de limitar el calentamiento global. Lo único que se alcanzó fue una declaración no vinculante, elaborada en forma excluyente por las grandes potencias, que plantea la limitación del cambio climático, pero no precisa las medidas ni los plazos para conseguir ese propósito.

Los compromisos financieros de los países ricos para mitigar los efectos del calentamiento global en los países pobres fueron también decepcionantes pues resultaron mucho más bajos de lo esperado.

Este fracaso puede ser analizado de muchas maneras, pero hay una perspectiva que vale la pena enfatizar y es mirarlo a la luz de lo que algunos llaman la “justicia ambiental”.

Esta visión se desarrolló inicialmente en Estados Unidos en los años ochenta, cuando se constató que la degradación ambiental no afectaba por igual a todas las personas, pues los pobres y afrodescendientes soportaban mayores niveles de contaminación, en especial por desechos tóxicos. Algunos autores, como Roberto Bullard, plantearon entonces la siguiente tesis, que no por obvia deja de ser esencial: el deterioro ambiental no es neutro desde el punto de vista de la justicia distributiva, ya que hay grupos que enfrentan mayores riesgos y otros que son mayormente responsables de la contaminación.

Para la justicia ambiental, no basta entonces lograr el desarrollo sostenible. Es indispensable, al momento de definir las políticas ambientales, incorporar criterios de equidad, a fin de que los beneficios de la sostenibilidad y las cargas para alcanzarla sean justamente distribuidos entre todos y todas.

La justicia ambiental, que tenía que ver inicialmente con dinámicas locales o regionales en el plano nacional, ha adquirido también una dimensión internacional debido al cambio climático. La razón es ésta: los países desarrollados son los mayores responsables de la emisión de los gases que ocasionan el calentamiento global; pero los efectos más desastrosos del fenómeno se viven y se vivirán en los países más pobres, como aquellos de África Subsahariana, que enfrentan sequías cada vez más duras y recurrentes, a pesar de que emiten muy pocos gases invernadero. Es cierto que ahora China o India son hoy también grandes contaminantes pero su emisión per cápita sigue siendo mucho más baja que la de Estados Unidos o cualquier país industrializado.

Debido a lo anterior, hoy también se habla de la necesidad de una “justicia climática”. Es importante evitar el cambio climático pues sus efectos son graves para todos. Pero es necesario que los beneficios de lograr ese propósito y las cargas para alcanzarlo sean distribuidos en forma justa entre las naciones y los grupos sociales. Como los países más desarrollados son los más ricos y los que más gases invernadero emiten per cápita, tienen entonces el deber ético de asumir los mayores costos, a todo nivel, de las medidas que tengan que ser adoptadas para evitar el cambio climático. Pero el problema, como parece haberlo mostrado Copenhague, es que no existe acuerdo sobre cómo lograr ese reparto equitativo de cargas.

A pesar de la decepción, Copenhague tuvo un elemento positivo y fue el reconocimiento por todos de la gravedad del problema del calentamiento global. El debate ahora será en gran medida cómo distribuir los costos de enfrentarlo. De allí la importancia de enfatizar la perspectiva de la justicia ambiental.

* Director del Centro de Estudios DeJuSticia (www.dejusticia.org) y profesor de la Universidad Nacional de Colombia.

La contracción económica del año que pasó.

Ejemplo Nº 4.
Fuente: El Espectador.com
Fecha: 27 de Diciembre de 2.009
Título: La contracción económica del año que pasó.
Columnista: Salomón Kalmanovitz

EL CRECIMIENTO ECONÓMICO ES indispensable para que una mayor parte de la población de cualquier país cuente con un empleo estable. Dadas otras condiciones políticas, ese empleo puede recibir un salario decente, contar con una afiliación a un servicio de salud y hacer un ahorro que cubra una pensión digna.

Es claro que la economía política de Colombia no permite que el grueso de la población disfrute de los bienes materiales y servicios que provee el crecimiento sostenido. Hoy en día, con el crecimiento desbarrancado, casi 60% de la fuerza de trabajo labora en condiciones de informalidad —ganando por debajo del salario mínimo, sin prestaciones sociales y si acaso con afiliación al sistema subsidiado de salud— y el desempleo abierto castiga al 12,8% de la fuerza de trabajo.

El informe del DANE sobre el crecimiento del PIB en el tercer trimestre fue bastante malo (-0,2%) y completa cuatro trimestres de contracciones sucesivas, aunque cada vez menores. Para que tengamos nulo crecimiento durante 2009, el último trimestre debería registrar un guarismo positivo de 1,5%, lo cual parece inalcanzable con las malas noticias de comercio exterior, de industria y de comercio interior.

Los sectores que salvaron a la economía de una contracción mayor durante el trimestre III fueron construcción con 13,7% de crecimiento (-14,3% de edificaciones, pero 31,2% de obras civiles) y minería con 8,8%, impulsada básicamente por petróleo crudo con 11,5% de crecimiento, pero, ojo, cayó el carbón 1,9%. Los que arrastran hacia abajo son industria -5,8%, comercio -4,0 y transporte -2,9%. El sector financiero, que venía aumentando su valor agregado, obtuvo un mediocre 1,1%.

El detalle del crecimiento de las obras civiles se desconoce, pero es observable en ciudades como Bogotá, Medellín y Cartagena con las vías para buses articulados, mientras que los reportes del Ministerio de Transporte son de atrasos considerables en las obras (las “autopistas” de Girardot, Buenaventura y Sogamoso presentan dobles calzaditas interrumpidas continuamente), entregadas a unos contratistas que se ganan nuevas “licitaciones” a pesar de incumplimientos sistemáticos que se devoran nuestros impuestos. Posiblemente en estas obras esté incluido el desarrollo de la mina El Descanso, recientemente otorgada a la Drummond de Alabama.

La mala noticia es que el crecimiento de obras es insostenible en 2010, por el deterioro de los balances fiscales de municipios y departamentos y, peor aún, porque el Gobierno Nacional está generando un déficit muy grande y teme financiarlo con pesos, de tal modo que procura no gastar; se le ocurre vender un trozo de Ecopetrol así, sin ton ni son.

Desde la contabilidad de la demanda, la inversión cae 10,7%, el sector externo neto, que equivale a restar las importaciones de las exportaciones, arroja un negativo de -2,5% que significa un deterioro de la oferta nacional (que cae 3%), mientras que el consumo aumentó 1%.

¿De 2010 qué? Más de lo mismo si no peor, en tanto continúe profundizándose el embargo venezolano y la economía norteamericana no reactive la demanda por nuestras exportaciones, algo que no se ve tan cercano. El crédito no está creciendo, a pesar de la política monetaria semilaxa (tasa interbancaria de interés real de +1,5%), pues la banca está recelosa de la capacidad de pago de sus clientes y éstos tampoco quieren arriesgarse a prestar. Pero bueno: ¡Feliz y próspero año nuevo!

El auto de fe

Ejemplo Nº 3.
Fuente: Revista Semana.com
Fecha: 26 Diciembre 2009
Título: El auto de fe
Columnista: Daniel Coronell



Los documentos que componen el acervo probatorio lo único que comprueban es la antipatía que produce en las farc un hombre como Jorge Enrique Robledo
Alejandro Ordóñez está usando el poder de la Procuraduría General para liquidar a sus adversarios ideológicos y proteger a sus compañeros de causa. Sin ningún sentido de la justicia puso en marcha una investigación disciplinaria por Farc-política contra el senador Jorge Enrique Robledo, a pesar de que las pruebas indican que las Farc ven a Robledo como un enemigo y no como un aliado.

La decisión ocurre unos meses después de que el mismo Ordóñez eliminara de un plumazo -en su acomodada sentencia de la yidis-política- el bloque completo de pruebas contra sus copartidarios Sabas Pretelt y Diego Palacio por la compra de los votos parlamentarios que hicieron posible la aprobación de la primera reelección.

Sobre este último caso no vale la pena extenderse. La demostración gráfica de la arbitrariedad del Procurador para favorecer a sus copartidarios conservadores -y uribistas- quedó a la vista en un documento que muestra los cambios efectuados entre el proyecto dejado por su antecesor y la decisión adoptada por Ordóñez.

A los lectores curiosos que quieran repasar la evidencia de esta conveniente omisión les recomiendo mirar el documento anexo en semana.com (Ver ControlCambiosOrdoñez.pdf) y preguntarse por qué el jefe del Ministerio Público decidió suprimir lo que constaba de la página 142 a la 178. Treinta y seis páginas que hicieron posible que en la parte resolutiva se cambiara la expresión "Declarar disciplinariamente responsables" por "Absolver de los cargos formulados".

Esa resolución sirvió para demostrar que el Procurador es capaz de desaparecer pruebas existentes, lo increíble es que ahora pueda hacer aparecer evidencias que no existen.

El portal lasillavacia.com, en un esmerado trabajo periodístico, publicó esta semana los documentos que componen el acervo probatorio en el caso disciplinario contra el senador Robledo. Eso es todo lo que hay -ni más, ni menos- y lo único que comprueba es la enorme antipatía que produce en las Farc un hombre como Robledo, que ha condenado el accionar de la guerrilla desde el inicio de su vida pública.

Los papeles provienen del computador de 'Raúl Reyes' y las dos menciones específicas sobre las posiciones políticas de Jorge Enrique Robledo son para reprocharle sus pronunciamientos reiterados "contra la lucha armada" y definirlo como un "claro enemigo de la combinación de las formas de lucha".

En otro documento, 'Reyes' ordena subir a la página de Internet de las Farc un artículo escrito por Jorge Enrique Robledo. Algo sobre lo cual no tienen control alguno ni él, ni los demás autores cuyos escritos son publicados sin autorización en diversas páginas de Internet.

La última de las pruebas es un listado de personalidades sugerido por las Farc para la conformación de un 'Nuevo Gobierno'. Ahí está el nombre de Robledo, al lado de otros 89, entre ellos numerosos uribistas, incluido, por ejemplo, el actual presidente del Senado, Javier Cáceres, quien no solamente no está siendo investigado por Ordóñez, sino que tiene cuota en la Procuraduría General de la Nación. Después de su ayuda para la elección de Ordóñez, un allegado de Cáceres llamado Fabio Yezid Castellanos Herrera fue nombrado nada menos que procurador delegado para la Moralidad Pública. (Ojalá revise pronto el caso de Etesa).

En fin, a Robledo no le están cobrado ningún vínculo con las Farc, porque no existe. Lo que le cobran es no haber votado por Ordóñez -como si lo hicieron Dussán y Petro- y atreverse a denunciar con valor y de manera documentada casos como el de la Zona Franca en cuyos terrenos tienen intereses los hijos del Presidente, y la aberrante repartija de Agro Ingreso Seguro.

Al Procurador no le importan las pruebas. Al estilo de los inquisidores de 'El Niño de la Santa Guardia', que mandaron a la hoguera a 16 personas por el asesinato de un niño que jamás existió, Ordóñez quiere acabar con la carrera de un legislador honesto y brillante.

No se podía esperar mucho de un hombre que hace unos años quemaba libros en fogata pública y ahora alega -como gran defensa- que lo que incineró era pornografía

Me volveré uribista

Ejemplo Nº 2.
Fuente: Revista Semana.com
Fecha: 26 de Diciembre de 2.009
Título: Me volveré uribista
Columnista: María Jimena Duzán


Si Uribe vuelve al poder, William Vélez y Héctor taborda, dos sufridos empresarios paisas, se harán a los pocos negocios que todavía no son de ellos.

Para despedir esta década he decidido dejar de ser una oveja descarriada; mandar al carajo mis principios ya desuetos, aplastados por el advenimiento de 'leyes superiores' y recibir este nuevo año convertida en toda una uribista.

Sé que nunca llegaré a tener el pedigree de un exponente como Luis Guillermo Giraldo, un furibista de marca mayor -yo diría de marca DMG-, dueño de una moral elástica capaz de violar simultáneamente varias normas de la Constitución sin mayor pudor ni remordimiento por el prurito de sacar adelante el referendo reeleccionista.

Semejante hazaña es sólo para machos superiores como él, no para una mujer como yo, que entra al templo del uribismo como aprendiz de pichón. No obstante, sí quiero asegurarles a mis detractores, sobre todo a los que me acusan de no reconocerle nada bueno a nuestro Presidente, que de ahora en adelante seré una vigía de la seguridad democrática, un soldado más en la guerra contra la Farrr y una defensora acérrima de la cohesión social y de la confianza inversionista, así nunca haya clasificado para que me escrituren una zona franca y me toque pagar los impuestos que los ricos no pagan.

Incluso estaría dispuesta a convertirme en una informante y sapiar a todo el que tenga afiches del Che Guevara en su casa; copias viejas de la revista Alternativa; que haya protestado por las torturas a los presos políticos en la época de Turbay Ayala y que se atreva a sostener en reuniones sociales la desfachatez de decir que la Constitución del 91 es legítima, en oposición a lo que nos ha inculcado el dogma uribista para el que la carta del 91 es una Constitución ilegítima, hecha por terroristas y guerrilleros.

A todos los que hayan osado entrar a la página de la Farrr y de otros grupos terroristas internacionales como las temibles células chavistas, los voy a denunciar. Y si me aseguran que José Obdulio no se va a convertir en el ombudsman de la ética periodística, cuando el gobierno le otorgue finalmente a Planeta el tercer canal, hasta soy capaz de hacer unos cuantos falsos positivos.

Como prueba irrefutable de mi conversión, me declaro abiertamente prorreeleccionista. Si Uribe es reelecto por segunda vez, sus hijos Tomás y Jerónimo podrán comprarse un apartamento propio y dejar el que tienen en arriendo; podrían incluso hasta comprarse un carro y evitar ser asaltados en el TransMilenio. No habrá cohesión social completa si los hijos de nuestra nobleza paisa siguen sometidos a semejantes vejámenes.

Si Uribe vuelve al poder por otros cuatro años, William Vélez y Héctor Taborda, dos sufridos empresarios paisas que han conseguido con mucho esfuerzo y dedicación en estos ocho años hacerse a las licitaciones más jugosas de la seguridad democrática, tendrán la oportunidad de expandirse y salir de ser humildes empresarios con interés en el negocio de las redes de transmisión, de las basuras, de los Simits, de los Runts, de los canales de televisión, del aeropuerto El Dorado, etcétera, etcétera. Ellos se harán a los pocos negocios que todavía no son de ellos y eso es lo que yo llamo confianza inversionista.

Pero además, si Uribe repite reelección, los colombianos nos volveremos una potencia regional y hasta podremos desbancar al Brasil, si nos dedicamos a procrear y a multiplicarnos como nos manda el procurador Alejandro Ordóñez, quien será nuestro faro moral. A las mujeres no se les permitirá el uso de preservativos y sólo podrán planificar a través de métodos naturales como el de Ojino. La despenalización del aborto será letra muerta y los derechos de la mujer, y en general de las minorías, serán inferiores a las "leyes superiores". Los únicos que podrán ocupar cargos públicos serán PAISAS, y los machos bogotanos, así sean uribistas, serán considerados seres inferiores, al lado de los gay, de los afrocolombianos y de las mujeres. Los machos costeños serán clasificados dependiendo de sus extensiones de tierra. Los que tengan más de 4.000 hectáreas las podrán dividir en lotes de 1.000 hectáreas para acceder a los subsidios agrícolas. Uribito, como representante de las juventudes, estará al frente de esta política concebida expresamente para fortalecer la cohesión social entre los ricos.

En un tercer gobierno de Uribe la palabra narco-paramilitarismo habrá dejado de existir en nuestro vocabulario; a los niños se les enseñará en los colegios que Álvaro Uribe acabó con los paramilitares y con el narcotráfico y que lo que queda por ahí son unas banditas insignificantes, responsables del 90 por ciento de la cocaína que entra por el Pacífico a México. Se les dirá también que la culebra de la Farrr está aun viva y que él tiene que quedarse en el poder hasta cuando el temible ofidio muera. ¡Así se refunda la patria, presidente Uribe!. PÁSENLA POR INOCENTES.

Obama no ha fracasado.

Ejemplo Nº 1.
Fuente: Revista Cambio.com
Fecha: 21 de Diciembre de 2009
Título: Obama no ha fracasado.
Columnista: Rodrigo Pardo

La alegría de la derecha por la baja en la popularidad de Obama es prematura y no tiene razones sólidas.

La derecha está feliz con el supuesto fracaso del primer año de Barack Obama. Los republicanos de Washington y sus metástasis en todo el mundo ya concluyeron que su caída en las encuestas seguirá, que fracasó su proyecto y que inexorablemente tendrá que parecerse cada vez más a George W. Bush. Pontifican que Obama resultó otro Jimmy Carter: idealista, ignorante sobre el manejo del poder y blando con los enemigos en la política internacional.

Pero los analistas de la derecha piensan con el deseo. La caída de la popularidad de Obama —de 69 por ciento cuando se posesionó, hace exactamente un año, a 49 por ciento en noviembre pasado— tiene explicaciones distintas a las del fiasco anticipado. Para empezar, los primeros años de los mandatarios estadounidenses casi siempre llevan consigo un descenso en la aprobación pública, porque las elecciones se llevan a cabo en momentos de altas expectativas y agitadas emociones que después se chocan con las dificultades del gobierno. “Se hace campaña con poseía y se gobierna en prosa”, decía en estos días Michael Shifter. En Estados Unidos, además, las transiciones de gobierno son largas y los arranques lentos, en especial cuando hay cambio en el partido del Presidente, por el engorroso sistema de ratificación de funcionarios en el que participa el Senado. Hace apenas un mes se estaban terminando varios de estos procesos.

Las estadísticas demuestran que incluso mandatarios que pasaron a la historia por su alta popularidad tuvieron malos primeros años. Después de 12 meses, Ronald Reagan estaba en 48 por ciento de imagen positiva (casi como Obama) y salió de la Casa Blanca con 63. En su primer cumpleaños, Bill Clinton había caído a 47 y al final llegó a 66. El conocido periodista Bob Woodward publicó un libro —La agenda— que mostraba un desastre administrativo, falta de foco, e incapacidad gerencial de Clinton en su primer año. En contraste, Jimmy Carter, que sería derrotado en la búsqueda de la reelección, en el momento equivalente tenía un 56 por ciento de aprobación.

Obama ha gobernado en circunstancias muy difíciles. La recesión de su economía —y la del mundo— ha incrementado las tasas de desempleo que siempre tienen una relación directa con la imagen presidencial. Su país está involucrado en dos guerras heredadas en las que son traumáticas tanto la salida (la afortunada fórmula para Irak) como la profundización (la riesgosa propuesta para Afganistán). Y la comunidad política washingtoniana está polarizada todavía en términos partidistas, para no hablar de la imposibilidad de que la opinión pública del sur profundo simpatice con un presidente demócrata, negro y pacifista. Bajo esas circunstancias, el 49 por ciento de aprobación de Obama no es ningún desastre y es susceptible de mejorar.

El carismático Presidente, además, tiene mucho que mostrar como éxito de su breve gestión. En un abrir y cerrar de ojos cambió la visión internacional sobre su país, que del desprecio de la era Bush pasó a una admiración extendida, profunda y justificada. La peligrosa tensión de la cruzada mundial antiterrorista de la década pasada fue reemplazada por anhelos ciertos de cooperación y de cambio en varios temas. El ambicioso proyecto de reforma a la seguridad social —no exento de costos políticos— ha superado sus primeras etapas en el tortuoso camino legislativo. Y aunque la recesión apenas empieza a ceder —y todavía se siente, sobre todo en el desempleo— no se produjo otra gran depresión como la de 1929, que era un espectro vivito y coleando al terminar 2008.

El nuevo año será crucial para Obama. Deberá demostrar que su carisma descomunal, su equilibrio conceptual y su capacidad de liderazgo están vigentes para consolidar la recuperación de la economía y el avance de la agenda interna, los cuales a su vez determinarán la fortaleza —o debilidad— de su partido en las cruciales elecciones legislativas del próximo noviembre. Lo demostrado en el primer año deja elementos para pensar que Obama lo hará bien. Y, sobre todo, nunca será otro Bush.

12 Ejemplos de Columnas de Opinión que vale la pena leer

Amigo lector a continuación encontrará columnas de opinión de actualidad, que tratan de diferentes temas y ámbitos de la vida social, económica, ambiental, cultural y política nacional. Tomadas de los siguientes medios de comunicación nacional los diarios el Tiempo y el Espectador, y las revistas nacionales Semana y Cambio; los columnistas son de la mayor jerarquía nacional y algunos a nivel internacional. Esta selección de ejemplos además de ser muy interesante en su contenido, muestra diferentes estilos y formas de escribir una columna de opinión. Como podrá observar todas estas columnas tienen en general la misma extensión que propone nuestra página web. Esperamos que con estos ejemplos empecemos a motivarnos a escribir, existen columnistas que escriben semanalmente, otros quincenalmente, otros mensualmente, eso no importa por ahora, lo importante es escribir nuestra primera columna y compartirla con los demás amigos e integrantes de sectores democráticos e independientes. Así manos a la obra y mucho entusiasmo.